Hoy sí me siento triste. Hoy sí siento de nuevo un vacío que espero se llene pronto. La situación en China está paralizada… de momento sin sobresaltos pero nunca se sabe qué ocurrirá.

El expediente que abrí sola en Costa de Marfil y que quedó paralizado por la guerra lo cambiamos a solicitud conjunta para Etiopía. Curiosamente la inscripción de nuestro matrimonio tardará más de la cuenta (algo que nos viene bien por una situación personal) pero que nos viene muy mal para la adopción. Como no nos quieren valorar para Etiopía a pesar de que ni ECAI ni País tienen problemas con mi certificado de matrimonio legal y apostillado (en trámite de registro) pues me plantean intentarlo sola de nuevo en Costa de Marfil. Me llaman para las entrevistas y el mismo día me indican desde la embajada de allí que no puede ser… que no se admiten nuevas solicitudes.
Soy yo quien le dice a mi Consellería que no puedo tramitar en Costa de Marfil porque en estos momentos no se están admitiendo expdientes. En Conselleríe me dicen; “Sinceramente, Silvia, te lo están poniendo muy pero que muy difícil en todos los sentidos”.
Soy una persona positiva y sé que todo siempre ocurre por algo. Intento por todos los medios descubrir el por qué. Intengo saber por qué narices no puedo tener una espera normal, una espera eterna pero sin contracciones, una espera en la que no te digan que tu hijo está vivo o muerto cada x meses, una espera sin un problema burocrático a cada paso que das. Una puerta cerrada de portazo (con lo que odio los portazos). Al menos tengo la suerte de que no me dicen que no puedo enviar el expediente una vez que está terminado (que será cuando llegue la comunicación de la situación a España) como ya me ocurrió con China. Ya iba a ser demasiado caprichoso el destino de hacerme pasar dos veces por lo mismo.
Una y otra vez me pregunto por qué. Sin torturarme, pero triste. Es como si alguien con un poder sobrehumano me cerrara cada puerta que parece abrirse por el simple hecho de avanzar. Sé que todo esto es un aprendizaje para prepararme hacia lo que me espera mi futuro que quizás, no sea precisamente la maternidad.
No sé los motivos, los desconozco… pero debo confesar que estoy algo descolocada y triste. Dicen que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Llevo varios días buscando la ventana y de momento no la he encontrado. Imagino que está, porque siempre está… pero no la veo.
¿Alguien me presta una linterna para poder ver en la oscuridad? Seguro que las vistas al otro lado, son fantásticas.