Emociones

Hay algo especial que no sabría explicar qué es pero que nos une a las familias adoptantes (o casi todas). No sé si llamarlo hilo o cómo llamarlo. Cuando una familia adoptante recibe una asignación es una sensación indescriptible la que sientes. Cuando una familia adoptante sufre, sufres con ellos. Esta relación tan especial nunca la había percibido hasta el momento en que comenzamos el camino de la adopción. Una familia adoptante nos hizo un regalo el día en que supimos que éramos idóneos. Varias familias adoptantes nos mandan felicitaciones con las fotos de sus hijos en Navidad. Se acuerdan de nuestro cumpleaños, de nuestro santo... Están atentos y te sorprenden cuando menos te lo esperas.

Ayer recibí una llamada muy especial de alguien muy especial con quien he compartido muchas risas y muchas lágrimas. Mi amiga en este largo recorrido hacia la maternidad, Bea, de Camino a Etiopía, ha recibido la asignación de una preciosa niña. Era media tarde, estaba en el trabajo y recibí una llamada que no esperaba: era ella, emocionada hasta la médula, diciéndome que era mamá. 

No puedo explicar lo que sentí pero todos aquellos que tenéis a alguien a quien queréis y habéis visto su asignación, sabéis qué se siente. Todavía está a la espera de juicio, pero algo dentro de mí sabe que todo irá bien. Hace apenas unas semanas soñé que le asignaban una niña y le mandé un mail para contárselo. Ella ayer me recordaba mi mensaje, porque era prácticamente del mismo día en que su expediente fue unido al de su hija. ¿Hilo rojo? No lo sé... sencillamente hilo. 

Querida Bea, no sabes cuánto me alegro de que esa asignación, por fin, haya llegado. Muchísimas gracias por hacerme partícipe de esos primeros momentos. Ojalá algún día pueda devolverte la llamada contándote lo mismo y con la misma emoción. FELICIDADES.