jueves, 1 de septiembre de 2011

La necesidad de aprobación

Hoy he leído algo muy interesante sobre por qué muchos adultos necesitan la necesidad de aprobación de los demás para sentirse seguros. Lo veo a mi alrededor en muchas personas y es algo que siempre me ha llamado la atención porque no entiendo por qué para unos es tan importante y por qué para otros no.

Pues bien… hoy he leído algo que me hace entender de dónde viene todo esto. Y lo más gracioso, lo he cotejado con personas muy dependientes y me han dicho que sí, que efectivamente en sus casos así fue. ¡Yo debí tener una madre que me dejó elegir siempre! Imagino que al ser madre trabajadora y pasar menos tiempo conmigo hacía que yo tuviera más capacidad de decisión desde edad muy temprana.


Los primeros mensajes de búsqueda de aprobación vienen de nuestra infancia. ¿Cuántas veces te han dicho que te pongas lo que quieras de ropa y al combinar los lunares con las rayas te han dicho que eso no? ¿Cuántas veces miraste a tu madre antes de decirle que sí a quien te ofrecía un caramelo? ¿Cuántas veces te estabas vistiendo y tu madre venía y a tu “puedo hacerlo sola” te contestaba “ya, pero tengo prisa, no puedo esperar a que lo hagas”?

Es curioso cómo el núcleo familiar fomenta la dependencia y la necesidad de aprobación de los niños.

Pero no se acaba ahí. ¿Y en la enseñanza? ¿Dejaban algo libre a la creatividad o el ser uno mismo? Dibuja así. El papel se dobla así. Parece que en lugar de enseñarnos a pensar por nosotros mismos nos enseñaban a no pensar por nosotros mismos. No es lo mismo decir “una sirena se dibuja así” que “dibuja una sirena”. Esto, a la llegada de la secundaria, no ayuda. ¿Cómo elegir qué nos gustaría estudiar si siempre lo decidieron todo por nosotros?

En nuestra vida diaria estamos llenos de mensajes en los que la aprobación del otro es vital para nosotros: “si no fuera por ti…”, “no sabría vivir sin ti”…

Es muy importante saber que digas lo que digas, pienses lo que pienses, hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que no esté de acuerdo contigo. ¡Y no debemos considerar eso un rechazo! Sino una opinión diferente. Y lo más irónico de todo esto es que la gente que más aprobación consigue en su vida es precisamente la que no busca aprobación, la no susceptible, la que piensa que la forma de decir las cosas es menos importante que la honestidad. Curioso, ¿no?

No deberíamos fomentar los comportamientos dependientes ni la necesidad de aprobación en los niños porque este comportamiento se repetirá en la edad adulta buscando la aprobación de todas aquellas personas que les rodeen.  No hay que perder de vista que La felicidad es, en parte,  la ausencia de la búsqueda de aprobación como necesidad.

4 comentarios:

marina dijo...

¡Cuánta razón tienes!y es que difícil es hacer ver a los padres eso.
Yo en mi trabajo lucho día a día con eso y es unas auténtica batalla.
No se imaginan los padres el daño que hacen,pero es que a ellos les encanta que los niños sean pequeños y luego le piden cuando son mas mayorcitos que tengan iniciativas¿y cómo lo van a hacer,si nunca han tenido esa necesidad o no se le ha fomentado?.

Anónimo dijo...

Aquí tienes a un caso contrario al tuyo. Soy totalmente dependiente de la aceptación de los demás y mi trabajo me está costando la tarea de liberarme.
En la adopcion este tema es más complejo si cabe, al menos en mi caso. Un juego de equilibrios. Tuvimos que volver dependiente a nuestra hija, infantilizarla para poder vincularla a nosotros. Tuvimos que conseguir que perdiera su autonomía e independencia para volverla niña dependiente y establecer vínculos. Establecido el vínculo hay que volver a empezar en sentido contrario...¡¡¡qué complejo¡¡¡

Por otro lado, desde mi experiencia de dependiente de los demás... creo que hay en las familias sutiles factores que socavan nuestra confianza en nosotros mismos desde pequeños y que no tienen porque tener relación con que la madre trabaje fuera de casa. E

Este es un tema me gusta mucho

un abrazo

Itsaso

gloria dijo...

Pues yo voy a ser la excepción que confirme la regla...
Yo soy muy insegura, aunque creo que lo tengo controlado y que eso no me impide tomar decisiones. Que luego esté 8 años acordándome de lo que decidí, y qué hubiera pasado si la decisión fuera distinta, o martirizandome porque me equivoqué, decido y sigo adelante.
Y sin embargo, la situación en mi casa cuando era pequeña, propició que tomara decisiones desde siempre, y pocas veces se han puesto en contra, de las cuales menos aún han conseguido hacerme cambiar de opinión, sino todo lo contrario.
En lo del cole si fue así. Pero tampoco creo que la rigidez sea la causa de mi inseguridad, aunque sí de mi falta de creatividad artística.

Tema muy interesante y para reflexionar..

Un abrazo

Campanilla dijo...

Este tema me toca de cerca, me ha hecho plantearme cuestiones como ¿por qué nos afecta tanto a algunas personas lo que los demás piensan de nosotros? Nos afecta de tal forma que no nos deja ser realmente nosotros mismos: Ser libres.
pienso que esto no siempre esta relacionado con la infancia aunque si en la mayoría de las ocasiones y acaba por convertirse en falta de autoestima. Necesitamos que nos quieran para poder querernos. ¿Triste verdad?
Lucho cada día contra estos pensamientos. A veces consigo vencerlos.
En mí caso no me siento una persona dependiente de mi familia, sino más bien que me han exigido demasiado y nunca era suficiente. Comprender que la perfección no existe y que de existir sería terrible ha sido dificil de aprender. Ahora me acepto como soy y pienso que es muy importante inculcar esto a nuestros hijos y no obligarlos con miles de actividades a creer en la perfección.

Un abrazo dulce desde la luna