Cambio... hemos pedido un cambio

6.40 de la mañana suena la alarma del móvil. Lo cojo para pararlo y tengo 18 mensajes de una gran compañera-amiga-hermana de aventuras. Me restriego los ojos. No puede ser real... ¿Ha pasado algo? Miro a mi alrededor pero el otro lado de la cama ya está vacío. Pulso para abrir los mensajes... ¡eran mensajes de pasadas las doce de la noche! Ay madre... algo ocurre. 

Empiezo a leer y con las palabras la taquicardia, la emoción, un montón de información se procesa sobre mi cabeza. Sigo leyendo histérica... pero no tengo con quien compartirlo. Puedo contestar pero son las 6.40 de la mañana y no sé si me va a leer, es más... ¡no soy capaz de teclear con acierto en lo que quiero decir!

Era una buena noticia para nosotros. Algo da un giro de un día a otro, cualquier situación, cualquier momento. Me arrepiento de no haber salido ayer escopetada a hacerme las fotos de carné. ¿Por qué no lo hice si hoy voy a necesitarlas? Ay dios... ¡si es que nunca dejo nada para mañana por qué lo he hecho con las fotos! No importa... tengo plan B. 

En apenas 1 hora tenía toda la documentación que necesitaba preparada. Colgada de un teléfono enganchada a mi compañera-amiga-hermana redacto la carta que necesitamos. Es genial tener un cerebro adjunto cuando el tuyo no tiene suficiente riego. Es genial saber que no estás sola en momentos difíciles, en momentos agotadores física y mentalmente. En esos pocos momentos en los que te sientes terriblemente superada. 

Han sido unas cuantas horas de incertidumbre pero ya lo tenemos encauzado. Presentado, admitido y aprobado. El expediente de Costa de Marfil con fecha de registro diciembre 2010 que yacía en algún cajón ha sido sustituido por un expediente nuevo. Un nuevo giro. Un nuevo país. 

En septiembre nos enfrentamos de nuevo a las valoraciones. En septiembre soñaremos con una nueva familia... un nuevo color... un nuevo expediente... una nueva ilusión. 

En ocasiones,  las cosas que no podemos cambiar, acaban cambiándonos a nosotros. ¿Por qué no? Quizás no estábamos preparados, quizás no lo teníamos claro... o sencillamente no era el momento.