No eres realista

No eres realista, Silvia –me dijeron-. Baja ya de esa nube en la que te has subido y abre los ojos a la realidad que tienes. No llegarás al final. Tu hijo no vendrá nunca de Oriente. Este proyecto es inviable totalmente. Vas a esperar en vano durante años para recibir una respuesta que ya conoces sin necesidad de esperar a que te la digan. Debes ser racional, debes asumir la situación y punto. ¿Por qué sois tan cabezotas los adoptantes? ¿Por qué te agarras a un clavo ardiendo? ¿Por qué no quieres ver la realidad que tienes delante? Parece mentira que no conozcas cómo son en China. No estás siendo objetiva, asúmelo-.

Yo lloraba a moco tendido al otro lado del teléfono. Recuerdo perfectamente dónde estaba, cómo lloraba amargamente, el olor, el color del día y principalmente cómo entraban esas palabras como cuchillos afilados dentro de mi.

Quiero intentarlo todo, absolutamente todo –le dije-. Es mi familia, mi proyecto familiar y necesito hacer todo lo que esté en mi mano para llegar al final del camino. Llámame loca si quieres pero estoy segura de que algún día viajaré a China a buscar a mi hij@. No sé cómo se va a producir el milagro ni dónde está la clave pero son demasiados años de espera, demasiada vinculación con ese país, muchos proyectos allí en los que he participado para que ahora, así, sin más, todo esto se vaya a tomar por saco. Llámame loca, pero por favor necesito cerrar todas las puertas para saber que ya no puedo hacer nada más. 

Esta conversación tuvo lugar hace un año y dos meses. Hoy, tras otro intento de cierre hace unas semanas  y tras otra intensa lucha que ha durado más horas de las debidas… VEO  las puertas abiertas. Hoy tengo que decir que no estoy loca, que mi lucha no fue en vano, que no soy ilusa, que tantas noches sin dormir, tantas ojeras, tanto dolor extremo en el pecho tenía una explicación y es, sencillamente, que debía ser cabezota. La más cabezota del mundo porque, si no lo hubiera sido, este camino se hubiera cerrado hace tiempo.

Y es que… cuando es tu hij@ quien está en juego… te conviertes en una pantera.

El día que me asignen me desmayaré. Lo sé. Habrán sido 10 años de lucha (si tenemos la suerte de esperar otros 5 años). 10 años de lucha de verdad no de espera sin más. Lloraré ese día y me desmayaré. La emoción podrá conmigo. Y sólo ese día CONFIRMARÉ  que tanta lucha ha merecido la pena. Confirmaré también que no estoy loca, que uno debe luchar hasta agotarse por aquello que ama.

Y ese día… sin duda alguna… sabré que el hilo rojo fue desenredado totalmente.