Hoy he llegado a la conclusión de que las personas tenemos el corazón sano o enfermo. ¿Cómo está el tuyo?
Luqman quiso enseñar a su hijo la vida. Compró un burro y le dijo : “Salgamos al camino y haz lo que yo te diga”. Cuando fueron a llegar al primer pueblo, Luqman le dijo al muchacho: “Baja del burro, que yo permaneceré en él. Tu camina a mi lado y averigua después qué dicen los lugareños, una vez hayamos entrado”
Una vez dejado atrás la primera aldea, el muchacho dijo a su padre: “las gentes dicen que eres un padre cruel por llevar a tu hijo a pié mientras tú vas montado”
Prosiguieron camino, y al divisar la siguiente aldea, Luqman paró la montura y se apeó, dejando al muchacho sobre el asno, y empezó a caminar a la par del mismo, recomendando , una vez más a su hijo, que averiguara qué decían los lugareños. Tras atravesar la aldea, el muchacho dijo a su padre: “las gentes dicen que vaya hijo descortés, que monta el burro mientras su padre se fatiga andando”.
Anduvieron un buen rato más , hasta que delante de ellos apareció de nuevo un grupo de alquerías. Esta vez Luqman, no hizo descender al muchacho y de esta guisa, montados los dos sobre el animal llegaron al villorrio, y tras dar de beber al animal, y el muchacho averiguar lo que decía las gentes, partieron de nuevo .
“Padre, los del pueblo decían que éramos malas personas, inmisericordes, pues ambos dos montábamos al pobre animal, fatigándole en exceso”
Por último divisaron, antes de que cayese el día , un nuevo pueblito, y el padre hizo descender al hijo del burro, y así mismo él, entraron en la villa a pié con el animal cogido del ronzal.
“Qué dicen las gentes hijo?” le preguntó el maestro a su pupilo, tras dejar a sus espaldas el lugar. “Padre mío y maestro. Las personas decían que éramos idiotas por ir caminando sin montar el burro.”
El asno, el muchacho y Luqman, se perdieron en el horizonte mientras dejaban atrás estas páginas de un cuento, real como la vida misma.