Hay días en los que, por algo que desconozco, tengo el corazón en vilo. No sabría explicar muy bien por qué. Estoy nerviosa, sin más. Algo me recorre el estómago, algo me hace sentir emocionada, nerviosa, inquieta, feliz, triste, pensativa...
Tengo la sensación de que algo grande se acerca, o pequeño, o quizás desconocido… y eso hace que mi piel se erice más de lo normal o que me queden menos uñas. Esta semana he recibido dos grandes noticias. Desde 2008 formo parte de un grupo al que pertenecemos varias mamis adoptantes con fecha en diferentes meses de ese año e incluso a la espera en diferentes países. Somos varias y todas son ya madres a excepción de las que decidimos que China sería el país que vería nacer a nuestros hijos. Sólo 3 personas seguimos a la espera. Y curiosamente, esta misma semana, las otras 2 personas pendientes de asignación, a la espera en China, han recibido buenas noticias sobre sus caminos, ambas derivadas ya hacia un hilo verde; una de ellas, ha recibido la asignación y la otra, está en camino pero muy próxima y estoy muy segura de que en breve nos enseñará la foto de su retoño.
A veces tengo la sensación de que siento por mi piel lo que sienten otras personas, que mi corazón late nervioso o estresado en ocasiones por lo que en ese momento está sintiendo alguien a quien quiero.
Ahora ya sólo falto yo. Mi camino es cada día más tortuoso y más lento. Tengo una preciosa REIDONEIDAD que no sé a dónde llevar o a dónde dirigir. A veces me pregunto qué me espera para que mi hilo se haya enredado tantísimo. Las cosas no siempre son como uno las espera. A veces son… INCLUSO MEJORES. ¿Dónde estarás, mi tesoro? ¿Por qué tanto enredo? ¿Por qué tanta espera?
Semana de nervios. Semana de sensaciones. Semana de…