Hoy leía la entrada del blog de una de esas personas a las que considero parte de mi familia del corazón y me ha removido un poco los sentimientos.
La adopción es un camino hacia la maternidad diferente, un camino en el que lo físico queda relegado por lo sentimental. A las mamás adoptantes no nos crece la tripa pero sí nos duele el alma. Una espera que pasa de 9 meses a más de 5 años... incluso 10.
Cuando estás embarazada la gente te pregunta cómo estás, para cuándo nacerá el bebé, si has preparado el nido, cuánto pesa, cuánto mide... Personas desconocidas te ceden el asiento en el autobús o en el metro o incluso en la sala de espera del médico. Recibes regalos para tu hijo en tu embarazo incluso el día de tu cumpleaños. Todo el mundo le espera con ilusión y paciencia.
Sin embargo, cuando tu embarazo es adoptante, nadie sabe que estás embaraza. No hay regalos, nadie te cede el asiento. Aquellos que saben que esperas no preguntan por desconocimiento, por miedo, porque no comparten tu decisión, porque ven en ella una locura. Otros no te preguntan porque sencillamente no les interesa y no se sienten con la obligación de hacerlo como cuando estás embarazada. La familia, al menos la mía, a excepción de mi sobrina y mi cuñada nadie pregunta, nadie sabe absolutamente nada de nuestro proceso. De hecho, desconocen hasta mi blog que ya ha cumplido casi 4 años y medio. Nadie de mi familia sabe cómo va el proceso, ni que tuvimos que "descasar" a mi marido para volver a casarlo, ni siquiera que llevamos semanas de peleas con el Registro Civil, con la Consellería... Nadie sabe que nuestro camino hacia la paternidad se abre de un modo diferente. Y al igual que pasa con la familia ocurre con los que hasta entonces fueron mejores amigos.
Sin embargo... ahí está nuestra familia del corazón; esas personas que llegaron a nuestra vida a través de este camino. Esas personas que dejan todo lo que tienen que hacer para consolarte una tarde vivan donde vivan, estén donde estén. Esas personas que te ayudan a redactar las cartas para la Administración, que empujan, que te miman, que te levantan cuando te caes, que no te dejan desfallecer, que te hacen reír, que se imaginan contigo cómo serán tus hijos, cuándo llegarán, cómo llegarán. Esa familia del corazón que sueña contigo, que no pasa ni un sólo día en el que no te pregunta cómo estás o cómo te sientes o te recuerda que hoy queda un poco menos. Esa familia a la que te abres como si llevara toda la vida en tu vida cuando descubres que hace apenas unos años o unos meses que les conoces. Esas personas que cuando te notan de capa caída te llaman, te mandan un wassup, un mail... Esa familia del corazón que ve dentro de ti, dentro de tu corazón, que te acompaña, que te guía, que te quiere, que te mima.
Y es entonces cuando te das cuenta de que tu familia o los que antes fueron amigos siguen ahí... aunque sientas muchas veces que lo más importante para ti no lo es en absoluto para ellos.
Para eso, y por eso... MUCHAS GRACIAS FAMILIA DEL CORAZÓN. A todos y cada uno de vosotros ¡Qué sería de los adoptantes sin nuestra familia del corazón! La mejor familia del mundo.
PD. Ahhh, y gracias Susana por recordarme que la familia del corazón es también la que considera que no estás loca cuando lloras amargamente un día por un hij@ que no existe, cuando ríes a los diez minutos, cuando les dices que te desmayarás el día que te asignen (que ya sabemos que no seré la primera), cuando gritas TOMA TOMA TOMA... por los rincones... Cuando vives las asignaciones de la familia del corazón como si fueran tuyas... Ay dios... GRAN FAMILIA. La Mejor Familia del Mundo.