Hoy he recibido un mail de una adoptada adulta a tenor de los cuentos. Me contaba que Esperándote y ¿Por qué no estuviste en la barriga de mamá? le tocaron el corazón por el dolor que supone ser adoptado (palabras textuales). Ella ha llegado a completar su triángulo conociendo a su familia biológica. Dice que tras años de terapia, de reencuentros, de cuestionarse muchas cosas, ha llegado a la conclusión de que “estamos heridos en el alma y eso nos hace ser diferentes”
El motivo de su mail es preguntarme sobre el dolor de las madres adoptantes. Me dice que ha leído sobre el amor que sentimos, sobre el deseo que nos mueve a esperar pero que no sabe nada sobre nuestro dolor.
Y así… tras leer sus palabras… le he mandado este correo. No sé si es descriptible, si refleja todo lo que siento… pero me ha salido del alma. Esto es lo que HOY siento como DOLOR adoptante.
“El dolor de una madre adoptante es... INDESCRIPTIBLE. No sé por dónde empezar a contarte. No sé cómo plasmar en palabras esto que se siente. Yo puedo tener hijos biológicos pero toda mi vida supe (desde que tuve uso de razón) que mi hijo no nacería de mi vientre. No sé explicarlo, es INDESCRIPTIBLE.
Desde el momento en que sabes que así será, te informas sobre cómo y dónde empezarás a buscarle. Sientes que llegará algún día, pero no sabes realmente ni de dónde ni cuándo. Yo, en mi caso, tuve que esperar a los 30 años para presentar mi solicitud de adopción... ¡15 años más tarde de haberlo soñado! ¿Y sabes? Ahora tengo 34. Solicité mi adopción con 29. La espera es tan tan eterna que ni siquiera sabes cuándo llegará a su fin. Los requisitos cambian, tu situación cambia, los países cierran... esperas, esperas, esperas algo que no sabes ni siquiera si algún día llegará. Son 4 años de espera en los que no ha pasado ni un solo día en el que no piense en mi hijo/a, ese hijo que no sabes si algún día aparecerá. ¿Imaginas a una madre biológica esperando a su hijo 4 años? No... eso no existe biológicamente. Te sientes embarazada adoptante, sientes que en algún lugar un niño nacerá para ti. Quieres imaginarlo, porque tampoco tienes la certeza. Tu espera puede ser real o imaginaria, sabes que en cualquier momento puede desaparecer de un plumazo. ¿Sabes lo que se siente cuando esperas algo que no sabes si llegará? ¿Sabes lo que sientes cuando estás embarazada y nadie lo ve? ¿Sabes lo que sientes cuando alguien lo recuerda y te pregunta "qué tal va lo tuyo"? Y, a pesar de la espera, del tiempo, de las incertidumbres, de las sensaciones, de los sentimientos, de los miedos... tú sientes cómo ese embarazo crece día a día dentro de ti. Te preparas, te formas, te obsesionas, te desesperas, te animas, lloras, ríes... Cada vez que llega ese día en el que por algún motivo quedó enlazado para siempre con tu expediente, como en mi caso es el día 28, estás más sensible de lo normal, más tristona, más melancólica...
No sé si podemos llamarlo DOLOR, no sé si debemos llamarlo ESPERA. No sé cómo clasificar o definir todo esto que sientes cuando esperas. Esperar algo que no sabes si llegará es muy doloroso. A veces cierro los ojos y pido con todas mis fuerzas esté donde esté, nazca donde nazca, llegue a mí.
Todavía no puedo decirte qué se siente cuando le ves por primera vez, cuando le acaricias por primera vez, con su primer baño, con su primera risa. Todavía no puedo decirte qué se siente cuando ves su duelo, su dolor por el abandono, sus preguntas sin respuesta. Duele... estoy segura que duele porque el dolor de alguien a quien amas ya sin conocerle es terriblemente doloroso. Duele antes de que llegue y duele después. Duele.
Yo soy hija biológica de mis padres pero sé que no fui tan deseada como sois los adoptados. No todos los hijos biológicos fuimos tan esperados, ni siquiera tan soñados, como sois la gran mayoría de los adoptados.
No sé si es dolor o es ESPERA... pero esto es parte de lo que yo siento. Espero haber transmitido lo mejor posible mis sentimientos y que te ayuden a dar respuesta a la pregunta que te haces".