Hace ya 4 años que fui invitada a un grupo virtual de mamis adoptantes con fechas de registro 2008. Era y sigue siendo un grupo pequeño en el que me he sentido como en casa. Un grupo de alegrías, penas, risas y lágrimas. Más risas que lágrimas, para qué mentir. Este pequeño lugar de encuentro es ese rinconcito en el que te asomas casi a diario porque sabes que alguien en la otra parte de la geografía te está contando algo que tiene o no tiene nada que ver con la adopción. Hemos compartido amigos invisibles y una pequeña colcha de los deseos que terminó llamándose EL SITIO DE MI RECREO. Un pequeño espacio virtual en el que siempre me he sentido, como en casa. El grupo lo formamos 11 familias, cada una de su padre y de su madre, diferentes todas y cada una, pero todas con la misma finalidad; ser madres adoptantes algún día.
En este grupo apareció un gran día EL MOÑACO. Ari nos lo presentó el día en que necesitábamos mucha energía por una de las primeras asignaciones. Nos dijo que había secuestrado al “moñaco” y que no lo dejaría libre y lo estaría torturando hasta que aquella espera que estaba ya a punto de ver la luz terminara. Y así fue… el día en el que el MOÑACO se puso en marcha para no parar…
De las 11 familias de 2008, una sufrió un gran revés que la hizo retirarse del camino. De las 10 restantes, 9 son madres. ¿Sabéis quién es el la única que no ha conocido a su tesoro? Sí, sí… soy yo. Y así disfruté y lloré con todas y cada una de sus asignaciones. Me emocioné con sus fotos, soñé con sus encuentros, seguí sus viajes. Y así fue como viajaron Carol y Nuria a Etiopía a por sus bombones; Naireth a Vietnam a por su princesa; Laura viajó a China a por su precioso hijo y en estos momentos está viajando a por el otro; Bea viajó a Etiopía a por su muñeca tras varios cambios en su CI; Uge viajó al mismo país a por sus dos campeones; Paloma voló a Vietnam a por su dragoncito; Ari nos sorprendió repentinamente con un bebé nacional y Pilar con un casi hombretón de China. El moñaco trabajó duro por todas y cada una de ellas y no paró hasta conseguir que se encontraran con sus hijos.
Hasta hace apenas unos días el moñaco estuvo en manos de Ari. Ella fue la que lo torturó durante estos años de una forma tan cruel que hizo que cumpliera todas nuestras peticiones. Esta misma mañana enviaba un sms a una persona a la que quiero mucho, madre adoptante de una pequeña nacida en Vietnam, preguntándole si de verdad esta espera tiene un fin. Hoy es uno de esos días en los que por el motivo que sea no ves el final. Imagino que hoy el hilo está un poco más enredado de la cuenta. Hoy es un día sensiblón.
¿Y qué ha ocurrido al llegar a casa? Pues que tenía un paquete de Ari. Y al abrirlo, una nota manuscrita y el moñaco metido en una bolsita de tela. Me he puesto a llorar como una tonta (igual que ahora mientras escribo). Emoción, ilusión, sueños, esperanzas, maternidad… todo unido en un moñaco que sólo ha traído cosas buenas. Yo dudando sobre si alguna vez veré el final y el destino (y mis amigas) me mandan algo que me hace recordar que SÍ, que SÍ, que LLEGARÁ.
La nota lo dice todo… GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, amigas. Soy consciente de que deseáis que mi maternidad llegue lo mismo que yo deseé que llegaran las vuestras. Sé que es de corazón, que me acompañáis de verdad en este camino. Sé que estáis ahí cuando me flaquean las fuerzas y que el día que llegue a ser madre lloraréis conmigo. Y será por eso porque será el primer lugar donde cuelgue la foto de mi hijo o de mi hija, ¡junto a la foto del moñaco! Porque tantas cosas juntas y buenas… no pueden traer más que cosas buenas.
No sé si alguna vez mi camino llegará a su fin pero de lo que estoy segura es que no sólo yo habré hecho todo lo posible para que así sea.