jueves, 28 de marzo de 2013

4 años y 8 meses... y seguimos esperando

 
 
A veces lo que esperas es peor que lo inesperado. La razón por la que nos aferramos a nuestras esperanzas es, sencillamente, que lo que esperamos es lo que nos mantiene vivos, en pie, esperando. Esperar es sólo el comienzo aunque lo inesperado es realmente lo que cambia nuestras vidas.
 
Hoy hace 4 años y 8 meses desde la fecha de registro de nuestro expediente en China. Y seguimos esperando lo inesperado.

domingo, 17 de marzo de 2013

17 marzo - Día de encuentro de LY

Hace apenas unos minutos nuestros queridos amigos Susana y Dani del blog Construyendo una familia se han encontrado por fin con su pequeña LY. Ha sido un encuentro de ensueño y la peque y los papis se encuentran perfectamente. 

Estaba en la ducha cuando mi marido entra corriendo "corre, corre, que están, que están". He salido de la ducha corriendo, llena de jabón, me he enrollado en el albornoz, me he secado los pies y he corrido frente al ordenador. Y allí estaban... POR FIN LOS TRES JUNTOS. Emocionados, tranquilos, felices... y dándole de comer a LY. 

Hoy somos POR FIN uno más en la familia del corazón. Uno más real, de carne y hueso (porque ya lo hemos celebrado con su foto sobre la mesa en alguna ocasión). Hoy por fin habéis podido mirarla a los ojos, tocarla, olerla, sentirla... Un momento muy pero que muy especial. Gracias por compartirlo con nosotros. 

Os deseamos una muy feliz estancia en China, un país que ya nunca os dejará indiferentes. El país que vio nacer a vuestra pequeña.  

martes, 12 de marzo de 2013

Cansada de esperar

Hay días en los que, sencillamente... estoy cansada de esperar. Así, sin más. Y siento que no es la espera lo que marca, sino la incertidumbre de que a pesar de que pase muchos años esperando... puede que nunca llegue al final. 

Y son esos días en los que me pregunto por qué no cierro las puertas, por qué no dejo de esperar, por qué no soy capaz de pasar ni un sólo día sin pensar en que espero. 

Y es entonces cuando me pongo fechas, cuando me pregunto si la familia que hoy tengo es la misma que será cuando llegue el momento. ¿Seguiré teniendo fuerzas o las habré agotado en el camino? 

Hoy, sencillamente, estoy cansada de esperar.

jueves, 7 de marzo de 2013

La fiesta de NO PADRES


Me gustan las fiestas pero no todo tipo de fiestas sino las que se organizan entre seres queridos. Me encanta organizarlas pero reconozco que es agotador así que únicamente organizamos dos fiestas al año en casa que intentamos hacerlas coincidir con carnaval y Halloween. Sí, somos así de raros, ¿qué le vamos a hacer? Aun así,   siempre aprovechamos cualquier festejo para hacer todas esas cosas que siempre quisimos hacer o de las que siempre quisimos disfrutar. A fecha de hoy, entre otras, hemos metido a un mago en una caja para sorprender a una enana, hemos disfrutado de la gala de los Óscars al más estilo Hollywoodiense, hemos disfrutado de un día de buceo, de un día en catamarán, se ha colado un payaso en mi casa, hemos disfrutado de Peter Pan… 
Pero este sábado tenemos una fiesta a la que nunca antes habíamos sido invitados: “La despedida de NO PADRES”. Sí, tal cual. Será el penúltimo fin de semana que nuestros queridos amigos Susana y Dani, tras muchos años de espera, sean dos. ¿Y qué mejor manera de disfrutarlo que con una despedida de NO Padres? La idea me encanta, la invitación es preciosa y la compañía también así que debo confesar que estoy emocionada con la idea… “despedida de no padres, despedida de no padres…” Suena bien, ¿verdad? 
Y pensando en ello me pregunté si algún día yo celebraría esta fiesta. No la podré llamar “la despedida de NO PADRES” puesto que nosotros somos padres a fines de semanas alternos. Y fue entonces como rápidamente se me ocurrió cómo llamaría a nuestra fiesta. Ya veo la decoración de mi casa, ya veo la comida sobre la mesa, ya sé quiénes estarían allí. No sé cómo será la foto que presidirá el acontecimiento porque no soy capaz de imaginar cómo o quién será nuestro hijo (¿será que el hilo rojo anda perdido por el universo?) pero veo las caras a nuestro alrededor, las lágrimas emocionadas, el estrés de no saber muy bien cómo encajar tanta espera atrás con una llegada para siempre. Miro a mi alrededor y veo las caras de todos los que están allí; algunos incrédulos, otros lagrimosos, otros peleando con sus pequeños que hoy siendo bebés en mi fiesta ya superan los 6 años. Unos entienden perfectamente lo que sentimos; el sufrimiento dejado atrás, el miedo, la incertidumbre de un viaje en el que nos puede deparar grandes sorpresas. Otros, sin embargo, ajenos a la adopción, sencillamente disfrutan el momento. Con la casa llena de gente, luz e ilusión repaso mentalmente todas esas preguntas que tantísimas veces me hice; ¿dónde queda la espera? ¿qué se siente cuando sabes que estás asignado? ¿qué se siente cuando ves la cara de tu hij@ por primera vez? Estoy absorta en mis pensamientos… por fin… por fin. Sólo con describirlo  me he trasladado allí. No tengo palabras y las lágrimas intentan salir de mis ojos. ¿Llegará ese momento? El hilo sigue muy enredado pero… ¿lo desenredaremos? 
Un cartel que indica el nombre de nuestra fiesta cuelga de la puerta principal:  DesenREdado el hilo rojo.
 
Felicidades amigos... lo habéis conseguido. Os ha costado, habéis luchado, habéis sufrido, no habéis disfrutado hasta el final... pero LO HABÉIS CONSEGUIDO. La aventura empieza en breve, la verdadera aventura de ser padres. Os queremos.

lunes, 4 de marzo de 2013

Lacomba y yo

Cuenta la leyenda que existe un hilo rojo que une a todas las personas que algún día estarán juntas, a pesar del tiempo, a pesar de las circunstancias. Dicen que el hilo se puede enredar, se puede tensar, pero que jamás se puede romper.  
Y así fue como el día 30 de octubre de 2008, mientras buscaba ilustrador para arrancar mi proyecto de los cuentos, encontré un mensaje en una web online que decía: “me encantaría ilustrar un cuento infantil”. No ponía nada más. El nombre, la ubicación, la forma de dibujar de aquella persona era totalmente desconocida. No había mail ni ningún dato de contacto así que decidí darle a “responder a este anuncio” comentándole que había leído su mensaje en una noticia y que quería contactar. Ese mismo día recibí el siguiente mensaje: “Estimada Silvia, dime de q trata y te hago llegar algún dibujo para q lo valores, te agradezco tu respuesta. Un saludo”. Al día siguiente, ilusionada porque estaba un tanto colapsada de navegar y navegar a la búsqueda de alguien que pudiera entender, comprender e ilusionarse con mi proyecto, le escribí. Le conté brevemente que quería ver alguno de sus dibujos, que el proyecto trataba de una adopción internacional y que buscaba a alguien que fuera capaz de transmitir lo que yo quería expresas con mis palabras. Buscaba a alguien con una sensibilidad especial, alguien capaz de meterse en la piel de un menor adoptado, alguien que fuera capaz de transmitir con imágenes lo que yo no era capaz de expresar con palabras.
No le mandé el texto, pero sí le expliqué qué buscaba. Quizás necesitaba más a alguien que me acompañara en el proyecto y se emocionara con él que a una persona que supiera dibujar. Lo que jamás imaginé era lo que el destino me tenía reservado.  

Apenas unas horas después de aquel 31 de octubre de 2008, 11 meses antes de que Esperándote viera la luz, recibí un mensaje que me hizo saltar las lágrimas. El mensaje empezaba así:  No sabes lo feliz que me haces con tu proyecto, ¿sabes que yo soy adoptada? me entere con 23 años y resultó que provenía de una familia italiana. Hoy día las dos familias se conocen” Junto a otro mensaje, minutos después, me llegaba la siguiente imagen:
Sobran las palabras, ¿verdad? Porque yo veo China en esta imagen. Yo todavía no había sido capaz de contarle nada sobre mí. No le había hablado de mi blog, no sabía absolutamente nada de mi adopción internacional en China. Recibir esta imagen tras las anteriores palabras hicieron que supiera que sería ella, Maria José Lacomba, quien debía ilustrar el cuento. ¡NO podía haber tanta casualidad! Supe posteriormente que ella vivía en el lugar de origen de mi padre y que yo vivía en el lugar que la vio nacer. Casualidad o destino, no lo sé… pero así fue como esta historia comenzó.  
Desde aquel momento hemos compartido muchísimas cosas; ella me ha acompañado en mi trayecto hasta hoy en vano hacia la maternidad adoptante y yo la acompañé en un momento durísimo de su vida. Ella no sólo fue adoptada, sino que además tuvo que enfrentarse a otro abandono muy duro en su existencia. Madre de cuatro preciosas criaturas ha tirado hacia delante como ninguna persona de las que hasta hoy conozco. ¡Y no sólo eso! Sino que además ha tenido la fortaleza de hacerlo sola, sin ninguna ayuda profesional. Es una MAMÁ con todas las letras de la palabra, una persona GRANDE donde las haya. Una luchadora incansable, inteligente y muy pero que muy especial.  
Juntas creamos los tres cuentos. Esperándote llegó 11 meses después de conocernos. ¿Por qué no estuve en la barriga de mamá? Es la pregunta que ella, como adoptada, nunca se hizo. “Cuando descubres que eres adoptada con 23 años ya no te preguntas estas cosas –me dice”. Tiku y su adopción llegó el último, no estaba previsto, pero era mi pequeño homenaje hacia ella. Ya conté un día que cuando Maria José era pequeña y desconocía su origen, soñó que su mamá era una canguro que no tenía bolsa marsupial y que para poder llevarla consigo se cosía una bolsa en la tripa. A partir de esta historia creamos a Tiku que, a día de hoy, remueve sentimientos entre los más pequeños.  
Hace unos meses me regaló quizás uno de los regalos más preciados que me han hecho en la vida; ser la madrina de su recién llegada hija. Yo sé lo que para ella significa este hecho, pero yo jamás pensé que tan preciado regalo me fuera ofrecido a mí. La pequeña Giulietta llegó el pasado día 16 de febrero a las 23.30 horas y es uno de los bebés más bonitos que he visto en mi vida. El pasado día 1 de marzo la tuve en brazos por primera vez y debo confesar que la sensación fue indescriptible… uno de esos momentos en los que no existen palabras para expresar los sentimientos que se generan dentro de ti.  
Ha sido un fin de semana muy especial. Sin duda alguna. El destino, a veces caprichoso, me sigue sorprendiendo. Anoche, ya en la cama, pensaba “quizás nunca llegue a saber lo que es ser madre, pero habré conocido a tantas personas especiales en el camino que nunca podré decir que no ha merecido la pena intentarlo”.