Estos días estoy recibiendo varios
mails en los que me preguntáis cómo se lleva esperar tantos años con la incertidumbre
de no saber si realmente la adopción llegará a culminarse. En ocasiones no es
fácil. A veces la desesperación te invade y te recuerdas que el reloj biológico
sigue avanzando y que quizás te debes plantear una forma diferente de
maternidad o quizás tengas que renunciar a ella para siempre por cerrarse todos
los caminos, incluso el biológico. Pero parece que el destino es super capricho
y al menos en mi caso ha terminado poniéndome delante un montón de proyectos
nuevos, en absoluto relacionados con la maternidad, que me tienen activa,
ilusionada y muy emocionada durante las horas en las que me mantengo despierta.
A veces también el destino te recuerda que disfrutes de tu descanso, que no hay
nada como ser dos para sentir que tu destino sólo depende de ti, que duermes
cuando quieres, que no hay horarios, ni prisas y que si quieres cocinar cocinas
y sino… pues no lo haces y no pasa nada.
Llevamos unos meses
largos desconectados de la paternidad adoptante en todos sus ámbitos (excepto,
confieso, un libro que estoy leyendo al
respecto pero que espero acabar en breve para dejar paso a otro tipo de
lectura). Hemos retomado las salidas con nuestros amigos los que no tienen
hijos ni desean tenerlos y estamos disfrutando de una forma totalmente
diferente a como lo hacíamos en los últimos tiempos. También hemos retomado las
salidas con amigos de toda la vida para los que no teníamos tiempo que, a pesar
de ser adoptantes, no nos hacen recordar que esperamos. Hemos retomado las
actividades del pasado, la vida del pasado que tanto nos llenaba y que dejamos
un poco de lado al meternos de lleno en el sendero de la adopción que terminó
en convertirse en un camino de desesperanza y desasosiego.
Es cierto que eres
capaz de vivir una maternidad a la espera alejado de toda espera. Pasan los
días y ni siquiera te das cuenta de que esperas. ¡Ayer fue 28 y ni me acordé de
que hacía un mes más que esperamos! Acabo de darme cuenta ahora mismo al mirar
el calendario.
No sé si nos hemos
cansado de esperar, si hemos dejado de esperar o si sencillamente la paternidad
en estos momentos no es una prioridad para nosotros. ¿Será porque teníamos que
vivir este momento por lo que nuestro hilo se enredó tanto? ¿Será porque tenemos
que vivir cosas muy diferentes que nos llenan tanto que no las disfrutaríamos de
otro modo? Cuestión de prioridades. A todos aquellos que esperáis y desesperáis…
os recomiendo cambiar vuestras prioridades. Funciona. Doy fe.
Lo que sí es cierto
es que los días pasan, pasan… y si algún día debe llegar… ya falta menos.