Da todos los días un paso más que te acerque a tu meta -dijo Bruce Lee. Y esto es lo que siento yo cada vez que nos ponemos en marcha con la colcha.
El diseño que decidimos es complejo para una principiante que no ha cosido en la vida y que se ha comprado la máquina de coser únicamente por la colcha, es decir, muy difícil para mi.
Así que tras dos veces cosida y descosida, decidimos acudir a un curso para que nos enseñaran a utilizar la máquina de coser (ay madre todo lo que desconocíamos) y nos orientaran sobre cómo empezar de nuevo la colcha.
Y cómo no, elegimos un día 28 para hacerlo (porque el 28 siempre nos recuerda a China). Así que descubrimos a Chita Lou, una persona encantadora que se implicó y tuvo toda la paciencia del mundo con nosotros.
Y este ha sido el resumen que ella misma ha puesto en su blog y que copio y pego aquí para que se quede para siempre:
Hace unas semanas empecé a recibir solicitudes para clases particulares y personalizadas, en las que la alumna necesita un conocimiento muy concreto, o quiere combinar, en una sola sesión de 4 horas, el taller de manejo básico y cualquiera de los otros que hemos estado ofertando a lo largo del verano.
Ayer tuve uno de esos talleres, pero este me tocó la fibra especialmente.
Silvia reunió 100 retales de tela de 100 personas diferentes, que se los enviaron con 100 buenos deseos de diversas partes del mundo. Con ellos confeccionará la colcha con que, según una tradición china, se obsequia a las familias cuando llega un nuevo miembro.
Sin saber coser, se compró una máquina, y cosió y descosió la colcha en dos ocasiones.
En este punto se cruzaron nuestros caminos, y vino ayer con su marido a un taller que combinaba el manejo básico de la máquina y el montaje de la colcha.
Ellos se marcharon con trucos, ideas y consejos que les ayudarán a terminar su colcha. Yo volví a casa con la sensación de haber conocido a un gran equipo, unido por la larga lucha, pero que no desfallece. Podéis conocer todas sus aventuras en el blog de Silvia. Veréis que llevan mucho tiempo esperando su momento, y que todas las maternidades (biológicas o no) tienen en común esa fuerza sobrehumana que nos permite seguir adelante en cualquier circunstancia, por nuestros hijos.
La historia está a medias, pero ya os digo yo cómo termina: con el encuentro de estos padres con su pequeño o pequeña nacida en China, que está tan sólo al otro lado del hilo rojo.
Muchísimas gracias Chita Lou por tu tiempo y tu dedicación. Nos ponemos en marcha de nuevo con nuestra colcha de los 100 deseos. Dicen que a la tercera va la vencida... ¿por qué no?