viernes, 23 de diciembre de 2022

2° aniversario

 


Hoy es nuestro cumpleaños familiar. Y es que  tal día como hoy hace dos años que pasamos a ser uno más en la familia. Todavía no me creo lo rápido que pasa el tiempo junto a ti y lo lento que pasaba durante la espera. 

Ya queda muy poquito de aquel pequeñajo que llegó a casa en vísperas de Navidad. Ya no quedan rastro de esos mofletes, ni muslos regordetes, ni pies de bebé, no caminabas, no tenías genio y en aquel entonces te comía todo lo que te poníamos en el plato y, aunque te costó unos días romper a reír a carcajadas, suenan exactamente igual que entonces pero son más frecuentes, te sigues sorprendiendo con la misma facilidad y sigues durmiendo igual de mal que al principio pero ya hemos aprendido a vivir con ello. 

Fue una decisión difícil e incluso atrevida decir sí 10 años después pero a pesar del agotamiento al que nos tienes sometido, fuiste y sigues siendo una de las mejores decisiones que hemos tomado en nuestra vida. 

Te queremos pequeño.  Feliz cumple familiar 

domingo, 18 de diciembre de 2022

2 años del sí


Hoy hace 2 años que dije sí a ser tu mamá. Y  esa misma tarde pudimos conocerte, abrazarte y supimos que ya éramos uno más para siempre tras 10 años en los que fuiste sencillamente una espera.

Me habían contado muchas cosas sobre la maternidad pero nunca nadie me  contó que la maternidad iba mucho más de trabajarse hacia dentro que de trabajar hacia fuera.

Te prometo pequeño que trabajaré hacia dentro todo lo que sea necesario para ti, para mí, para todos nosotros.

Feliz aniversario peque.  Sólo 5 días después te vendrías a casa para siempre.

Foto: Sergio Gisbert Photographer


jueves, 23 de diciembre de 2021

Hace un año que somos uno más

Hoy hace oficialmente un año que soy mamá. ¡Ha pasado ya un año! Cómo corre el tiempo.  Y os confieso que la frase que más he escuchado durante estos ha sido "cómo te ha cambiado la vida, ¿verdad?". Y la verdad es que sí, que la vida nos ha cambiado mucho pero ¿Qué cambio significativo en la vida no da un revolcón a lo vivido hasta el momento? porque tener un hijo cambia la vida pero también la cambia un familiar enfermo, perder a un ser querido, casarte, quedarte sin trabajo o encontrarlo, que te toque la lotería o perder todo lo que tienes. ¿Qué cambio importante no te cambia la vida y las prioridades? Si tuviera que describir este último año de nuestra vida diría que hemos dormido una cuarta parte de lo que solíamos dormir, que hemos jugado infinitamente más que antes, que hemos salido a la calle mucho más (que incluso antes de la pandemia), que hemos re-descubierto la magia de muchas cosas para nosotros aburridas hasta entonces, que nos organizamos mejor, que estamos mucho más cansados, que nos sentimos observados en cada cosa que hacemos y decimos, que tenemos menos tiempo libre para nosotros, que estamos enseñando a decir y hacer cosas que pensábamos no volveríamos a enseñar, que salimos a comer y cenar fuera mucho menos que antes (principalmente porque el peque no aguanta quieto en una silla más de 10 minutos), que nos sentimos muy llenos por dentro y que este año ha pasado muchísimo más rápido que todos los anteriores. 

Hoy miro las fotos de hace un año y todavía no me lo creo. Sólo tuvimos 5 días para llevarte con nosotros a casa y cambiar nuestro mundo tal y como lo conocíamos. Llegaste el 23 de diciembre como un regalo de Navidad. Eres pura magia pequeño.  

Gracias, vida, por cederme el honor de ser su madre.

sábado, 18 de diciembre de 2021

1 año desde la llamada

Hace un año, a estas horas, decíamos que sí. Sí a ser papás. Sí a hacer crecer la família que se convertía en numerosa. Veíamos tu cara en estos instantes por primera vez en una foto. Y, esta tarde, te conoceríamos. Recuerdo la angustia, el miedo, la emoción y las lágrimas. La sensación de si estábamos o no tomando la decisión correcta. Era extraño. Y es que nada más saber que éramos papás, cada uno volvía a su trabajo, por separado. Así, sin más. Lo primero que hice antes de volver al trabajo fue  visitar a los recién estrenados abuelos para decirles que habían tenido un nieto y que en 5 días seriamos uno más para siempre. Jamás imaginamos que 37 días después seríamos uno menos, también para siempre. Llegué a casa de los abuelos y allí estaba él, tomándose un café con leche. Al verme entrar a esas horas me preguntó qué pasaba. Le dije que tenía algo que contarle. Me preguntó si era bueno o malo y le dije que no lo sabía. Me dijo que no estábamos para malas noticias. Le dije que dejara el vaso sobre la encimera de la cocina y le dije mientras sacaba la foto de su nieto del sobre: "felicidades papá, acabas de ser abuelo". Me miró, se le llenaron los ojos de lágrimas y me dijo: "¡pero eso es una muy buena noticia hija! Dame un abrazo" Así que me puse a llorar y nos fundimos en un abrazo. Sería el último de nuestras vidas pero soy capaz de sentirlo cada vez que vuelvo a ese mismo instante. Hoy papá, celebraríamos contigo este momento pero no ha podido ser así que nos hemos ido a lanzarte todos los aviones posibles al cielo porque sabemos que, allá donde estés, hoy tú también celebras con nosotros. Te queremos

martes, 9 de noviembre de 2021

Dia Mundial de la Adopción

 

Hoy es el día Mundial de la Adopción. Ayer recibí la llamada de varios periodistas buscando a una familia adoptante para hacer una entrevista hoy. Me han mandado un montón de preguntas sobre los trámites hasta tu llegada pero realmente ninguna pregunta sobre lo realmente importante. ¿Quieres saber cómo ha transformado nuestra vida tu llegada?

Esta casa ha dejado de ser “una casa tan de adultos” como dice tu hermana A. Ahora se juega.

He descubierto que puedo dormir despertándome 3 veces cada hora y trabajar al día siguiente.

Mi sonido favorito ya no es el ronroneo del gato, sino tus carcajadas.

Se vive en el ahora porque es el único momento que existe.

He redescubierto la increíble belleza de los caracoles, la luna, las estrellas, las mariquitas…

He aprendido que tus “pupas” también me duelen a mí.

Hemos vuelto a tener ilusión por soplar velas de cumpleaños.

Hemos cambiado todas nuestras prioridades, siendo tú la principal. Si algo te ocurre, el mundo se detiene.

Nos hemos convertido en detectives buscando todo lo que escondes.

Hemos aprendido que tus rabietas son una forma de expresar lo que todavía no sabes expresar con palabras.

Hemos sentido que cada pesadilla tuya, es nuestra.

Hemos redescubierto las cosquillas.

Hemos retomado los contactos con la familia del corazón.

Somos ya casi intérpretes profesionales descubriendo aquello que quieres transmitirnos.

Hemos subido más escaleras mientras aprendes cómo subirlas solito que las escaleras subida en los últimos años.

Hemos aprendido a desconectar del trabajo para salir al parque, a la playa, a pasear con tu triciclo o patinete.

Hemos aprendido que las cosas se hacen más lentamente, a tu ritmo.

Hemos retomado muchas lecturas de paternidad; cómo funciona tu cerebro, tus emociones, tus ciclos de sueño…

Hemos reorganizado toda nuestra vida familiar adaptándonos a tus tiempos y a nuestras necesidades individuales.

Hemos aprendido que puedes hacer solito muchísimo más de lo que creíamos.

Hemos convertido nuestro patio en un garaje de motos, patinetes, bicicletas…

Hemos descubierto que esta vida, contigo, merece mucho más la pena.

Gracias por todo lo que nos enseñas cada día.

Te queremos pequeño.

 

martes, 22 de diciembre de 2020

La familia del corazón

 



La Familia del Corazón es una familia increíble. Todos los adoptantes saben de muy bien de qué hablo. Son esas personas que se convierten en tus hermanos, en tus confidentes, en tus compañeros de sonrisas y lágrimas durante el larguísimo camino de la adopción. La familia del corazón es la familia que eliges y que no tiene nada que ver con tu familia de sangre. Son personas que están siempre ahí dispuestas y disponibles para cualquier cosa; las que se alegran de tus logros y las que lloran contigo, las que te empujan a saltar, las que normalizan todo lo que ocurre y las que te abrazan con tus penas. 

Esperar una adopción durante 12 años (China) o 10 (nacional) es una carrera de fondo. Desde 2008 he visto asignar a cientos de familias. He vivido cada adopción como si fuera mía. He llorado al teléfono con otra adoptante cuando una familia estaba viviendo su encuentro, he salido de la ducha enrollada en una toalla para conocer a una peque recién llegada a la familia en China, he montado bienvenidas en estaciones de tren, aeropuerto... He vivido con muchísima intensidad durante muchísimos años las llegadas, las esperas... Durante todos esos años creamos Adopta2 (asociación de familias adoptantes de la Comunidad Valenciana), escribí y publiqué tres cuentos sobre adopción... Recorría la Península en busca de formación sobre adopción y leía libros a montones (tengo una colección de paternidad adoptante bastante extensa). Pero llegó el día en que tuve que dejar de esperar. Ya no podía seguir esperando. Y me plantée hasta cerrar la adopción pero el sabio de mi marido dijo... ¡con lo que llevas esperando esperaremos hasta el final y cuando llegue el momento, decidiremos conforme a la situación que tengamos en ese momento! Y así fue... Desconectamos de la asociación, de las familias, de la lectura sobre paternidad (aunque confieso que hace unos 6 meses leí dos libros sobre el cerebro del niño y educar en el asombro) pero hacía mucho tiempo que no conectaba con esta paternidad. 

¿Y sabéis qué? En el momento en que dijimos que sí sólo tenía a la familia del corazón en la mente. Leí hace poco que las personas conectamos emocionalmente con otras cuando vivimos experiencias en las que emocionalmente se siente lo mismo; la misma alegría, la misma pena. Y era justo lo que me estaba ocurriendo; estaba REviviendo exactamente la misma emoción que había sentido tantísimas veces antes con todas las asignaciones de la familia del corazón. Había pasado mucho tiempo. No sabía qué dirían cuando recibieran mi mensaje. Me temblaban las manos al escribir el mensaje y los ojos se me llenaban de lágrimas. "Somos papás" escribí y mandé a esa familia tan increíble de personas de la que llevaba años desconectada. ¿Y qué ocurrió? Pues que sonó el teléfono y sólo escuchaba llorar al otro lado. No  podía hablar. Susana estaba rota en lágrimas llorando a moco tendido. Y yo no podía hablar. Deshecha en lágrimas también. 

Muchas gracias Ruth por tus horas al teléfono. Gracias por calmar mis miedo con tus historias y con tu valentía personal. Gracias por recordarme que hay cosas mucho más importantes que una vida llena de trabajo y trabajo. Gracias por entender mi pánico y mi angustia. Gracias por estar ahí incondicionalmente. 

Muchas gracias Susana y Dani por llorar con nosotros y por recordarnos que todo lo que sentíamos era normal. Muchas gracias  por abrirnos vuestra casa, vuestras almas y vuestras experiencias. Muchas gracias por decorar muchos muchos metros con un hilo rojo (desde la calle hasta la entrada de casa) que nos ayudó a localizar vuestra casa a la que hacía años no volvíamos. Muchas gracias por normalizar el miedo, la ansiedad y el llanto. Muchas gracias por la preciosa bienvenida y por las cartas de vuestros hijos (consejos para padres adoptantes) que guardamos con mucho cariño y emoción. Toda la familia implicada en la llegada de un nuevo miembro. Vuestra trona es todo un éxito. ¡No podríamos vivir sin ella!

Muchas gracias Maribel y Manolo por estar ahí. Incondicionales. Por llorar con nosotros y hacernos sentir súper especiales. 

Muchas gracias Ana, Bea, Juan Carlos e Irene por vuestros mensajes, vuestras llamadas, todo vuestro apoyo y por compartir con nosotros vuestra emoción. 

Muchas gracias Sonia por ser una mami  de acogida ejemplar. Por tus consejos de "listado de cosas imprescindibles" y por todo lo que me ayudaste en los primeros días.

Y muchas muchas muchas gracias a todos los que tuvisteis un hueco para mandarme un whattsap, un mensaje por las redes sociales, un comentario... Nos hicisteis sentir queridos y muy cerca. ¡Algo que con esta pandemia no es nada fácil!

Y es que así es la magia de la familia del corazón. Todos entendieron y respetaron nuestra desconexión durante años pero ni el tiempo ni la distancia hizo que no sintieran nuestra asignación como si fuera la suya. 

Gracias, muchas gracias familia del corazón por ser tan mágica. 



sábado, 19 de diciembre de 2020

El primer encuentro

 El primer encuentro tuvo lugar el día 18 de diciembre a las 17:00 horas. Quedaban 5 días para recogerle y queríamos empezar con la adaptación lo antes posibles así que, ¿para qué esperar más? La técnico de Consellería accedió a venir con nosotros por la tarde aunque no trabajen en ese horario porque tenía que estar presente en la primera visita. Tras valorarlo, decidieron que fuéramos nosotros solos a verle (sin las chicas) porque iba a ser demasiado shock inicial para el peque. Y creo que fue una decisión acertada. 

A pesar de que el peque debió estar en una familia de acogida por lo pequeño que es, parece que cuando nació no había ninguna disponible así que creció en un centro rodeado de niños y cuidadores. Llegamos nerviosos y la técnico me decía: Creo que sigues en shock. ¡Pero como no voy a estarlo! 10 años hace desde la solicitud, mi vida ha dado un giro enorme y yo ya me había olvidado de esto. ¡Y tenemos 5 días para adaptar nuestras vidas! Creo que es normal estar en shock, ¿no?

El peque llegó en brazos de una cuidadora del centro y estuvo 15 minutos llorando a moco tendido con una carita de pena terrible. Entre las marcarillas, la técnico y nosotros creo que estaba en estado de shock. Tras esos interminables 15 min lo sentó en el suelo y nosotros nos sentamos también a jugar entre nosotros, sin mirarle. Y poco a poco se fue uniendo al juego. A los 30 min ya podíamos tocarlo y nos llamó la atención que estaba muy macizo. ¡Qué sensación más rara! ¡Nuestro hijo! Todavía no caminaba pero quería estar de pie en cualquier lugar. Así que nos dejó acercarnos y jugar con él. La cuidadora se salió de la sala pero se quedó a la vista y él se quedó tranquilo. Pasamos con él dos horas jugando. Me retiraba la mascarilla para mirarme la cara y sonreía. Cuando llegó el momento de despedirnos entré con él en brazos a la casa para dejarlo con la cuidadora y encontramos a su compañero de habitación en el pasillo. Tenía unos 2 años y medio y tenía una mini-coleta en la cabeza. Decía que si las chicas tenían coleta, él también quería. Estaba enfadado pegado a la pared poniendo morritos. Cuando llegamos a la sala y la cuidadora le puso los brazos a nuestro peque para que se fuera con ella, se giraba y le decía que no con la cabeza. No le habíamos visto decir que no en toda la tarde. Nos quedamos sorprendidos. Mi marido le tiraba los brazos para que se fuera con él y se iba. La técnico y la cuidadora se miraban y nos decían... "ya lo sabe. Sabe que sois sus papás". Un escalofrío extraño me recorría la espalda. 

Fue una tarde muy extraña. Intensa. Incredulidad, miedo, emoción... miles de sensaciones diferentes se agolpaban dentro de mí. Los cuidadores y la técnico nos trataron de maravilla pero no dejas de estar en un centro desconocido, en un ambiente diferente en una situación que descoloca al más pintado. Fue muy estremecedor ver cómo los peques que llegaban del cole se pegaban a los cristales de la sala en la que estábamos y preguntaban quiénes éramos y por qué estábamos con nuestro hijo. Creo que no se me va a borrar la sensación nunca. 

Llegué a casa con lágrimas en los ojos. Dolor de cabeza. Muchas ganas de acostarme a dormir. No sabía si lo que ocurría era real o un sueño. Había sido un día muy muy muy intenso en todos los sentidos. No pude cenar. Recuerdo que me senté en la cama y le dije a mi marido llorando: "¿crees que estamos tomando la decisión correcta? Y él me abrazó y me dijo que sí. Que no entendía por qué estaba tan tranquilo. Me dijo que quizás era un inconsciente pero que sentía paz dentro y que eso era una buena señal. ¡Menos mal! Si hubiéramos sido dos torbellinos de emociones no sé cómo hubiéramos acabado el día. 

Y justo en ese momento empezó la cuenta atrás... Si la adaptación va bien... sólo 5 días para recogerte. Hoy informaremos a la familia del corazón... esa que lleva tantos años esperando con nosotros y de la que nos hemos desconectado totalmente en los últimos años.